lunes, 25 de octubre de 2010

La letra con sangre


¿Cuántos hombres y mujeres en nuestro país pueden afirmar
plenamente que son maestros?. ¿Cómo se lleva a cabo el proceso de
educación en la infancia colombiana?
Así como el maestro amoroso contribuye a la formación del ser, de
un niño o niña en la democracia, en el respeto y en la ternura, un
profesor tirano, dominador y violento, destruye dimensiones tan
sagradas en la infancia, como son su autoestima, su confianza, su
inocencia; no importa que esta violencia se ejerza de una manera
sutil, casi imperceptible.

Vea el artículo completo de la pediatra CARMEN ESCALLÓN GÓNGORA
 en el portal web de la Corporacion de Amor al Niño Cariño en el siguiente link:


lunes, 4 de octubre de 2010

Las Supermamás

Las Supermamás
María Eugenia Villegas Peña
Directora Desarrollo Familiar Funlam
Docente de Pediatría Social
Universidad de Antioquia

Desarrollar pautas humanizadas de crianza hoy es una labor compleja por los retos que la sociedad propone, pero, hacerlo como madre que desea desempeñarse como mujer moderna, trabajar fuera del hogar y ser esposa, lo es mucho más.
Cambios en el contexto que producen cambios en la mujer
La revolución industrial presionó a las mujeres a salir del hogar para ir a la fábrica con el fin de asegurar el sustento para el grupo familiar. Las mujeres hoy participan en otros ámbitos como respuesta a los cambios sociales, económicos, laborales y académicos que han ocurrido en las últimas décadas; además, hacen parte activa de las decisiones democráticas de los países. Atendiendo a estos retos se ven presionadas a asumir otras funciones que anteriormente no se tenían en cuenta para ellas.
Funciones sociales de la mujer moderna
Todos estos aspectos han hecho necesario que las mujeres actualmente se proyecten y den respuesta a tres funciones sociales básicas: como mujeres, como trabajadoras, y como madres y esposas.
Función como mujer
Es significativa la realización como mujer, para la que el medio social les exige cada vez mayor compromiso; los medios de comunicación les muestran el estereotipo, con las condiciones físicas y emocionales que es necesario poseer para lograr la competitividad que el medio exige.
Mujer trabajadora
El mundo laboral es cada vez más atractivo para la mujer. Se le ofrecen otras posibilidades para las cuales está preparada. Dada su injerencia en los ámbitos académicos, se le abren nuevos espacios para desarrollar las actividades y además tiene mayor posibilidad de adquirir la capacitación que le permite un mayor grado de competitividad y competencia ante los hombres. Debe afrontar también un mundo laboral diseñado solamente para hombres, en el que los empleos significativos son menores para ella, se le asignan los trabajos de más baja jerarquía, considerados
femeninos y con menor remuneración.
Otro aspecto desfavorable es la legislación laboral, por medio de la cual se le exige otro tipo de exámenes para el ingreso y, cuando por algún motivo quedan en gestación, se convierte este evento en otro factor de discriminación laboral. En algunas empresas, durante la gestación se le cambia su lugar habitual de trabajo, situación que las hace sentir diferentes y en desventaja ante los hombres.
Ser madres y esposas
Éste es otro de las funciones sociales que la mujer tiene hoy como posibilidad para asumir. Ser madre le exige conjugar el espacio laboral con la presencia en el hogar; éstos, que son dos ámbitos aparentemente opuestos e irreconciliables, si la mujer no ha reflexionado y establecido las prioridades que le permitan desarrollarlos en forma eficiente, podrán generar sentimientos de culpa y de abandono, lo que no favorece la relación entre ella y el resto de la familia.
Sentimientos que generan el desarrollo del trabajo y la crianza de los hijos
Algunas madres se sienten cuestionadas y consideran que deberían pasar mayor tiempo con sus hijos; piensan que de ser así, los hijos lograrían un mejor desarrollo físico, emocional y social.
En relación con este tema hay posiciones encontradas. Algunas, como las del doctor Robert Cairns de la Universidad de California explican que: "se creía que el primer año del niño era la única época en que la mamá podría ejercer un fuerte impacto en su desarrollo intelectual y social. Pero eso no es tan sencillo como se creía, pues la crianza de los hijos no es solamente compromiso de vínculos afectivos". Los hijos pueden hacer otros vínculos con otras personas del grupo familiar ampliado como los abuelos, tíos, primos, que ofrecen otras posibilidades de desarrollo emocional de los niños.
Otros autores consideran que es básico que la madre acompañe al hijo en la etapa inicial, debido a que con ella establece los vínculos que dan los cimientos a las relaciones que ellos establecerán en su vida adulta y, además, consideran que estos vínculos son los pilares del desarrollo de la autonomía e independencia, lo que les facilitará asumirse como adultos maduros y responsables. Entre estos dos extremos se da que las madres tienen sentimientos de culpa, que a su vez generan un sentido de abandono en sus hijos y se ven abocadas a asumir conductas de sobreprotección y permisividad, que son desfavorables para el sano desarrollo de los hijos.
Otro asunto preocupante para la madre trabajadora es la necesidad de cumplir a cabalidad todas sus funciones: se le exige como madre y como trabajadora, se le obliga a hacer todo a la perfección, y de igual forma, ella exige a los hijos un comportamiento similar, por lo que es fácil que se conviertan en madres intransigentes que quieren que, al igual que ellas, los hijos asuman responsabilidades extremas y que
se destaquen en los diferentes contextos.
Pero, el desarrollarse como mujer, con una imagen encantadora que le permita estar a la altura de los patrones que la sociedad demanda y al mismo tiempo ser una eficiente trabajadora, competitiva, capacitada y realizada como madre en la crianza de sus hijos, con el establecimiento de una relación armónica y una estabilidad que propicie ambiente de desarrollo sano y adecuado para los hijos, no es tarea fácil.
De ahí, que es necesario prepararse para la llegada de los hijos; es importante reflexionar sobre cuál es el mejor momento, establecer prioridades, pensar si el compañero elegido para acompañarla en este proceso puede asumir el papel de coequipero que precisa para emprenderlo con eficacia.
Los hijos necesitan el contacto de ambos padres y es necesario que el tiempo sea óptimo en cantidad y calidad; no es calidad de tiempo dedicar a los hijos unos minutos antes que ellos se acuesten a dormir; es calidad de tiempo compartir con ellos, hacerlos sentir importantes, escucharlos, permitir que les cuenten sus cosas y, a su vez, compartir con ellos las propias, dialogar sobre los pequeños sucesos de la cotidianidad que a los padres les preocupan. De acuerdo con la etapa del proceso vital individual, los niños demandarán más o menos tiempo de sus padres.
Los niños pequeños necesitan dedicación de mayor tiempo porque están en el proceso de establecer y fortalecer los vínculos, pero se debe recordar que no son los padres los únicos con los que los hijos se vinculan.
Para los escolares son más significativas las relaciones con los compañeros de la misma edad, con los que compiten, se solidarizan, rivalizan y cooperan, por lo cual los padres deben estar ahí para compartir las vivencias, entender los sentimientos y ofrecer el apoyo que les permita sentirse queridos y valorados.
Con los adolescentes, que tienen los vínculos más fuertes en su grupo social, es necesario generar el espacio con calidad y cantidad para establecer con ellos una relación profunda, que les permita compartir con los padres sus vivencias y experiencias y recibir de ellos la orientación que les ofrezca la posibilidad de hacer elecciones sanas y seguras.
Recomendaciones
Para las madres que trabajan fuera del hogar es significativo que reflexionen sobre aspectos como:
La importancia de la planificación de la crianza de los hijos y cuando llegue el momento establecer las prioridades que requiere este proceso
Permitir y facilitar que los papás asuman su papel de coequiperos de tal modo que puedan acompañar inteligente y afectivamente.
Conciliar el papel como mujer, compañera y trabajadora fuera del hogar
 
Delegar funciones y permitir que tanto los hijos como otras personas del entorno puedan asumir responsabilidades de acuerdo con sus características
Hacer la crítica reflexiva de las exigencias que como mujer le hace el mundo de hoy, sobre todo en lo relacionado con la proyección que hacen los medios de comunicación
Permitirse actuar en forma eficaz y eficiente en lugar de generar relaciones de competitividad con el hombre
Tener en cuenta que hay otras personas con las que los hijos se vinculan afectivamente, tales como, tíos, abuelos, primos, amigos, maestros, entre otros
En conclusión, para las mujeres afrontar los retos que la sociedad les propone, es importante que jerarquicen sus necesidades y que reflexionen y se capaciten para el comienzo del proceso de gestación y la crianza de los hijos.


Tomado del boletín La Crianza Humanizada del grupo de Puericultura de la Universidad de Antioquia. 
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viernes, 1 de octubre de 2010

La resiliencia: clave para superar las penas y dificultades

No le evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas
Louis Pasteur


La resiliencia: clave para superar las penas y dificultades

Durante mucho tiempo los expertos no encontraron explicación científica a la asombrosa recuperación de aquellas personas que, después de haber sufrido adversidades muy serias desde su infancia, deberían haber quedado irreparablemente traumatizadas. Sin embargo, estos casos fueron los que sirvieron de base para que, a comienzos de los 80, se iniciaran estudios tendientes a averiguar qué se necesita para que las personas desarrollen esa capacidad de reponerse y salgan enriquecidas de experiencias devastadoras, aun cuando las hayan sufrido a muy temprana edad.
Entonces lograron encontrar la razón por la cual algunas personas rebotan y se elevan como una pelota de goma cuando sufren un golpe, mientras que otras son, por el contrario, como de yeso y se quiebran o quedan aplastadas después de enfrentar una situación dura o dolorosa. Esa facultad de sobreponerse es lo que se ha denominado "resiliencia emocional", una capacidad fundamental para que los niños puedan reponerse y salir enriquecidos de las experiencias tan difíciles que les está tocando vivir hoy día. La lista de peligros y adversidades a los que están expuestos la mayoría de nuestros hijos se amplía cada día más.
Hoy, los niños saben que cualquiera puede ser secuestrado, abaleado, violado o atracado; ser víctima del sida o de una catástrofe natural, ser abandonado por sus padres, morir asesinado en su propio colegio o ver a su familia arruinada, por mencionar algunas. Y el solo hecho de vivir informado por los medios sobre las desgracias que pueden sufrir es suficiente para llenarlos de angustia y lesionarlos emocionalmente.
Pero la vulnerabilidad de los niños a las calamidades se puede neutralizar con actitudes y conductas que promuevan en ellos un espíritu "resiliente". Los expertos en el tema afirman que la forma de promover esa capacidad para superar las vicisitudes y crecer a partir de ellas no es sobreprotegerlos. Por el contrario, se puede lograr desarrollando en ellos una serie de capacidades que aumenten su fortaleza interior: optimismo, persistencia, flexibilidad, creatividad, sentido del humor, capacidad para comunicar lo que sienten, gratitud y deseos de contribuir al bienestar del mundo que los rodea.
Por último, estaremos contribuyendo a fortalecer a los hijos si asumimos una actitud que les haga comprender que las calamidades tienen su lado positivo porque son las experiencias que nos hacen crecer como seres humanos. Como afirma el educador René J. Trossero: "Las dificultades y el sufrimiento son muchas veces los únicos guías que nos conducen al encuentro con lo más profundo de nosotros mismos, librándonos del peligro de derrochar los años para morir sin haber vivido".

Ángela Marulanda
Autora y Educadora Familiar

Tomado del boletín LA CRIANZA HUMANIZADA, número117 del Grupo de Puericultura de la Universidad de Antioquia